COVID- 19: Individualismo, crisis y oportunidad


Caminaban por las calles de Puerto Plata un cubano y un dominicano, mientras conversaban sobre la realidad social de ambos países. El cubano se sorprendía de la capacidad de adaptación del dominicano, exclamando, como en hogares donde no hay acceso de agua potable permanente, se compraban un “tinaco” o se construían una cisterna, también donde el servicio de energía eléctrica era deficiente se adquiría un “inversor”, o donde no existía transporte urbano o era malo,  se  compraban un motor, con el anhelo de tener un carro; y si en el sector habían ladrones, se le ponía verjas a las casas, y así seguía el cubano enumerando cada una de las soluciones que el dominicano adaptaba a su realidad socioeconómica, en áreas como educación, alimentación, vivienda, salud y demás.

Es que la manera en que la sociedad dominicana ha ido buscando soluciones individuales a problemas colectivos, puede resultarle caro en una de las situaciones más difíciles que la historia le presenta. Están arraigadas en el pensamiento dominicano las filosofías de “Si yo estoy bien, no me importa el otro”, “Cada quien que se rasque con sus propias uñas”; “Primero yo, después yo y si queda algo también para mí”.  Ese individualismo por encima de lo colectivo puede que no sea la carta de triunfo, en esta ocasión ni en el porvenir.

Para el común dominicano contar con un seguro médico privado, es garantía de acceso a servicios de salud diferenciados, un salvaguardo para no tener que asistir a un hospital público.  Olvidando, tal vez sin saberlo, que en situaciones de emergencia nacional es el Estado y el gobierno, quienes son responsables de asumir el cuidado e integridad de todos sus ciudadanos con los servicios y recursos que dispone.   Entonces, a pesar de la inversión realizada en la remodelación de más de 80 hospitales a nivel nacional en los últimos años, se tiene a través de esta crisis generada por la enfermedad COVID-19, una enorme oportunidad para seguir fortaleciendo el sector salud con mejores condiciones laborales, mejor equipamiento, mayor acceso y disponibilidad de servicios de salud para todos los dominicanos, sin distinción.

La administración gubernamental que inicia en agosto próximo, tiene ante sí un desafío y reclamo social de antaño. De esas mencionadas deudas sociales que se van acumulando en el tiempo. Si se tiene la voluntad política, en el próximo cuatrienio gubernamental se debe restructurar el sistema de salud, poniendo a todos los dominicanos como centro y beneficiarios de ese sistema, sin importar los intereses de las Administradoras de Riesgos de Salud, las clínicas, centros de salud y laboratorios privados, que tienen casi 20 años beneficiándose de una Ley de Seguridad Social que les ha generado grandes ganancias. Se debe estar al pendiente de cuáles serán las iniciativas, estrategias y cambios permanentes que desde el Gobierno Dominicano dejará esta crisis sanitaria, para el bienestar colectivo dominicano.

Albert Einstein afirmaba, “La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias”.

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