Adentrarse en la historia de Puerto Plata es sin lugar a dudas un viaje emocionante hacia al pasado, descubrir como durante el Siglo 19 el dinamismo comercial de este pueblo pujante, compuesto por una diversidad étnica increíble, marcaba el rumbo de la vida nacional.
El muelle de Puerto Plata era el de mayor dinamismo de la región norte, puerto de salida de todo lo que producía la región del Cibao y puerto de entrada de los artículos que se adquirían con lo que producía la región, a tal punto que la línea de ferrocarril Santiago – Puerto Plata construida en 1897, se planteó que costaba menos desarrollarla por Montecristi sin embargo era tal influencia de las familias burguesas de Puerto Plata (como Santiago ahora), tanto en lo económico como en lo político que la misma se estableció por nuestra ciudad.
Puerto
Plata para finales de la década del 1890, reunía todas las características de
las ciudades que aspiran a ser burguesas: dos parques con fuentes y flores, un
teatro con dos cafés, varios clubes exclusivos, Palacio Municipal, estación de
tren, los habitantes de entonces llevaban una vida de los que aspiran a burgueses,
paseos por el parque, bailes y fiestas pomposas, frecuentes viajes al exterior. La composición social del Puerto Plata de la época
era muy diversa, establecidos aquí un buen número de alemanes e ingleses que
cooperaron en la Guerra de Restauración contra España, pero luego de la Guerra (1865)
llegaron norteamericanos, franceses, italianos, de las Antillas Inglesas, y
Cubanos de origen español que llegaron cuando estalló la Guerra de
Independencia Cubana (1868). De las familias de la época que aún hoy gravitan
en nuestra sociedad están los Ginebra, Battle, Loynaz, Heinsen, Camps, Plá,
Lockward, Brugal, Puig, Llibre, Finke, Barrera, Pappaterra, Hall, Bournigal,
Imbert, Simón, Divanna, Ornes, Carrau, De Lemos, Bentz, Kingsley, Landrau,
Arthur, Monagas, entre otras. Los europeos comerciantes constituían la clase
media alta y los inmigrantes de color eran los trabajadores o empleados de los
almacenes, el puerto, jornaleros entre
otras actividades económicas, de ahí la influencia de estas culturas en la arquitectura
del centro histórico de Puerto Plata.
En
las fotos podemos apreciar una imagen actual y una de la época del Círculo Recreativo
y Cultural Club del Comercio de Puerto Plata, hoy Iglesia El Buen Samaritano, fundado entonces el
22 de septiembre de 1874 e inaugurado el 9 de febrero de 1875, teniendo como
honor ser testigo del primer merengue bailado
a nivel de salón en el país. El Club de
Comercio de Puerto Plata contaba con biblioteca propia, con numerosos libros en
varios idiomas, revistas y periódicos del país y de fuera. Construido por el arquitecto español José Colina, su
edificación de madera es considerada para la ciudad como una de las principales
obras arquitectónicas victorianas y ha sido declarada como monumento nacional
por la ley de 152 del 1973.
En su arquitectura se distingue su amplia galería que abarca el litoral
de la calle Beller y su frontón con la esquina de la calle José del Carmen
Ariza. Desde su origen, esta edificación ha recibido varios cambios,
entre los que se destacan el de 1925 que amplió sus paredes de ladrillo y
cemento convirtiéndolo en un edificio mucho más amplio y grande y en el 2003,
cuando recibió una pequeña restauración en su frontón. En la actualidad está
bajo la gerencia de los Sres. Miguel Cocco y Ney Finke, quienes son
descendientes de sus socios fundadores. Puede señalarse que el Club de Comercio
en el presente no actúa como sociedad recreativa y carece de función alguna. Es
indiscutible que durante los siglos XIX y XX, este edificio victoriano era asiento
central de la comunicación comercial, cultural, social y recreativa de la ciudad y una de las
entidades más importantes de la época, como nota curiosa en sus salones se fundó
en 1944 el Club Rotario Puerto Plata.
Algunos
Datos de:
Puerto
Plata en el siglo XIX de Neici M. Zeller
Puerto Plata: Perfil
histórico y económico de Pablo Rodríguez
Discoverpuertoplata.com
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