Al llegar a la iglesia y ver con la alegría y el júbilo con que esas mujeres llegaron a la iglesia, ver los rostros de satisfacción por ese tiempo invertido, lamentándose que solo es un fin de semana pero además escuchar los testimonios de personas que cambiaron la forma de ver la vida, expresarles y pedirles a sus familiares presentes delante de todos perdón por las faltas y errores cometidos, ver llorar a esposos, madres, padres e hijos y junto a ellos muchas personas llorando sin siquiera conocerlos, fue una experiencia mas que religiosa, humana.
Quede impactado por todo lo que sucedió allí, el próximo encuentro para hombres es en agosto, desde ya estoy invitado y haré todo lo posible para no perdérmelo. Para una muestra de lo que sucedió ese domingo miren la forma en que estas mujeres llegaron e hicieron su entrada a la iglesia.
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