De alguna manera todas las familias dominicanas, se han visto afectadas por la lesión o muerte de uno de sus miembros o relacionados, ya sea por un infarto, un accidente de tránsito o una muerte violenta. Más del 70% del total de dominicanos fallecidos en el 2022 fueron a causa de hipertensión arterial, enfermedades del corazón, accidentes cerebrovasculares (ACV), sobrepeso y obesidad relacionados con el consumo excesivo de grasas y carbohidratos, según datos del Ministerio de Salud Pública. Pero asimismo, la República Dominicana es el país en el mundo con más muerte por accidentes de tránsito, acá ocurren 65 muertes por cada 100,000 habitantes, es el número uno en la lista, superando por mucho a Zimbabwe en segundo lugar, donde mueren 41 personas por cada 100,000 habitantes. Mientras que a nivel de violencia, 58 mujeres fueron asesinadas por sus parejas, estos asesinos terminaron o atentaron con la vida de otras personas cercanas y unos 42 niños quedaron huérfanos, en 2022.
Desde el 1990, el PNUD publica anualmente el Indice de Desarrollo Humano de los países, tomando en cuenta diversos factores. Uno de ellos es la salud, donde se mide la esperanza de vida de los ciudadanos de un país al nacer. Las políticas públicas deben enfocarse en reducir las cifras por las cuales los dominicanos pierden la vida. Ahora que se acerca la campaña electoral, los aspirantes a cargos electivos y aquellos que desean permanecer, cuáles son los planteamientos y soluciones concretas que están realizando sobre las realidades que afectan a la sociedad en su conjunto.
Desde el Estado se debe promover y facilitar una alimentación saludable, así como la práctica de ejercicios de manera regular, disponer de espacios públicos para la práctica deportiva no enfocada para la competición sino como un elemento de salud preventiva, pensados para ser utilizados por adultos y personas mayores, sin olvidar la importancia del acceso a los servicios de salud. De igual manera, la educación vial ha de ser un elemento transversal en los procesos de formación, se debe fomentar el respeto a las normas de tránsito y las técnicas de manejo defensivo mediante campañas educativas en redes sociales y medios tradicionales, así como convertir la fiscalización de los agentes de tránsito en elementos preventivos no persecutorios. Desde el Estado, dar el ejemplo para cambiar el relato y fomentar la sana convivencia en sociedad, que las parejas tienen derecho a disentir, dar un feliz término a las relaciones afectivas y poder continuar para el bien de todos los miembros de la familia y en efecto de la sociedad misma.
La economía dominicana creció casi un 5% en 2022, medida por el Producto Interno Bruto, indicador económico que fue creado por Simon Kuznet en la década lejana del 1930, ya hace casi 100 años, donde para entonces el mismo Kuznet advertía que “es muy difícil deducir el bienestar de una nación a partir de su renta nacional”. Sin embargo, al día de hoy nuestros lideres políticos y económicos se aferran en sus discursos a este indicador como única manera de decirle al pueblo que la economía está creciendo y como resultado de ello, existe un mayor nivel de bienestar en la población, planteamiento que al día de hoy se encuentra muy lejos de la realidad. Y es que el crecimiento económico y el desarrollo humano no siempre van de la mano. Las causas por las cuales el dominicano pierde la vida están ahí y en aumento, lo que indica que los tomadores de decisiones de nuestra nación han estado apuntado al blanco equivocado, con acciones divorciadas a mejorar las mismas, es importante que los presentes y lo próximos empiecen a afinar la puntería.
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