Durante la pandemia del coronavirus, mientras estábamos recluidos en casa, se pusieron de moda los webinars y las transmisiones en vivo por las diferentes redes sociales, y en unas de esas conexiones me encontré con Pilar Sordo, una psicóloga chilena, que hacía mención de una frase que parece sencilla, pero con mucho poder, y es sobre los cuentos que te cuentas. Qué tipos de historias tienes en tu cabeza sobre tu pasado, sobre tu presente y mejor aún sobre tu futuro, de qué manera esa voz interior te recuerda que por tu historia familiar no tendrás éxito en tu vida de pareja o profesional, que aunque lo intentes no estas preparado para ese trabajo o emprender ese negocio que tanto anhelas, esos cuentos que te cuentas definen tus tomas de decisiones y accionar cada día, muchas veces sin darte cuenta.
Si lo extrapolamos a la ciudad de Puerto Plata, cuál es el cuento que se cuenta sobre Puerto Plata. Que es una ciudad cruceristas, que recibe cada mes decenas de barcos cargados de pasajeros, que vienen a disfrutar de sus innumerables recursos naturales, un rico patrimonio histórico y cultural, la hospitalidad del puertoplateño y la variedad de experiencias turísticas que se dispone para satisfacer todos los gustos y expectativas, en fin, que la zona está en su mejor momento turístico. Ese cuento no es falso, es una realidad. El turismo de cruceros sin dudas ha generado importantes beneficios económicos para Puerto Plata, pero es esencial asegurar que estos beneficios se compartan de manera equitativa y contribuyan al desarrollo local. Asimismo, está el cuento que Puerto Plata debe diversificar su base económica, el no depender únicamente de la actividad turística. Que es importante fomentar la inversión en otros sectores, como la agricultura, la industria y la tecnología. Donde la capacitación y formación de jóvenes y adultos, así como el fomento del emprendimiento, son claves. También está el cuento sobre la preservación de sus recursos naturales y biodiversidad, que desde el Estado se promueva y se defina cuál es el límite de cambio aceptable en el uso de sus atractivos naturales para la actividad turística, una gestión ambiental responsable, su vertedero municipal, ya agotado, sigue contaminando la entrada de la ciudad hoy así como hace 20 años, ahora se le suma la contaminación visual de sus calles, han nacido una serie de vallas y letreros por todas sus esquinas, y qué decir de sus servicios públicos, un acueducto que ya cumplió su vida útil, es un clamor diario en los diferentes sectores por el suministro deficiente de agua potable. El otro cuento de Puerto Plata es el tráfico, cada día más insostenible, no existe un respeto mínimo a los semáforos, zonas de estacionamiento, ni velocidades permitidas en el casco urbano, junto a un transporte público deficiente, cientos de motoconchos en sus calles, un transporte público que no ha sido pensado para el bienestar de sus residentes, ni muchos menos para sus visitantes.
El cuento de Puerto Plata, la ciudad crucerista, es hermoso, pero que ese cuento no niegue la existencia del otro, que es la realidad que le permitirá a sus lideres tomar decisiones conscientes, mirando no solo el pasado reciente que fue malo, ni el éxtasis del presente que es bueno, es poder ver más allá de la curva, cuál será la Puerto Plata del futuro. Cuál será el cuento que definirá a Puerto Plata.
Comentarios