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Un equipo multidisciplinario de diez profesionales del Museo del Hombre Dominicano visitó las estructuras de piedra que se encuentran en Puerto Plata, las cuales son consideradas por alguno de los moradores como “Pirámides”.
Los especialistas realizaron un examen técnico en el área para determinar a qué tipo de estructuras pertenecen.
La misión estuvo dirigida por Cristian Martínez, director del Museo del Hombre Dominicano, y conformada por los arqueólogos Jorge Ulloa, Harold Olsen, Pauline Kulstad, de la Asociación Internacional de Arqueología “Caribbean”, Alfredo Coppa y Alice Angeletti, de la Universidad Sapienzal de Italia, el geólogo Tabaré Mundaray, el palinólogo Joaquín Nadal, el fotógrafo Thimo Pimentel y Eduardo Rivera, colaborador del Museo.
Los científicos llegaron a la zona de Sabana del Coroso, Puerto Plata, en donde están los montículos de piedra considerados “pirámides” e inmediatamente realizaron un análisis exploratorio en el lugar.
La zona en donde están las estructuras de piedras es un “bosque húmedo”, de acuerdo a Joaquín Nadal, ubicado en una zona muy alta de Puerto Plata. El terreno está rodeado de agrupaciones de piedras enormes, en donde se puede tener vista al mar desde una de ellas.
Hugo González Suero, puertoplateño y supuesto propietario del terreno, le mostró a cada investigador las estructuras que él considera “pirámides” y al mismo tiempo le explicaba la concepción que tenia de ellas.
“Esta es la cara, entonces esta es la nariz, y esta es la garganta. Él está acostado de lado”, eran las interpretaciones de una de las piedras a la que González señalaba que era la cara de un cacique.
Sin embargo, para el arquitecto Cristian Martínez, llamar a esas estructuras “pirámides taínas” es algo delicado, debido a que la morfología de las piedras no presenta ninguna semejanza con alguna pirámide conocida en América.
“La posición de esas piedras podría ser fruto de un terremoto, porque el hecho de que estén inclinadas no quiere decir que sean pirámides”, explicó Martínez.
“Aquí no se encontró ninguna figura cultural que indique que hubo un asentamiento taíno. Además, son muy grandes para ser cargadas por un taíno, lo que daría a pensar en otro tipo de cultura indígena. Pero si hubo algún otro asentamiento humano se va a saber con las pruebas de laboratorio.
Los especialistas realizaron un examen técnico en el área para determinar a qué tipo de estructuras pertenecen.
La misión estuvo dirigida por Cristian Martínez, director del Museo del Hombre Dominicano, y conformada por los arqueólogos Jorge Ulloa, Harold Olsen, Pauline Kulstad, de la Asociación Internacional de Arqueología “Caribbean”, Alfredo Coppa y Alice Angeletti, de la Universidad Sapienzal de Italia, el geólogo Tabaré Mundaray, el palinólogo Joaquín Nadal, el fotógrafo Thimo Pimentel y Eduardo Rivera, colaborador del Museo.
Los científicos llegaron a la zona de Sabana del Coroso, Puerto Plata, en donde están los montículos de piedra considerados “pirámides” e inmediatamente realizaron un análisis exploratorio en el lugar.
La zona en donde están las estructuras de piedras es un “bosque húmedo”, de acuerdo a Joaquín Nadal, ubicado en una zona muy alta de Puerto Plata. El terreno está rodeado de agrupaciones de piedras enormes, en donde se puede tener vista al mar desde una de ellas.
Hugo González Suero, puertoplateño y supuesto propietario del terreno, le mostró a cada investigador las estructuras que él considera “pirámides” y al mismo tiempo le explicaba la concepción que tenia de ellas.
“Esta es la cara, entonces esta es la nariz, y esta es la garganta. Él está acostado de lado”, eran las interpretaciones de una de las piedras a la que González señalaba que era la cara de un cacique.
Sin embargo, para el arquitecto Cristian Martínez, llamar a esas estructuras “pirámides taínas” es algo delicado, debido a que la morfología de las piedras no presenta ninguna semejanza con alguna pirámide conocida en América.
“La posición de esas piedras podría ser fruto de un terremoto, porque el hecho de que estén inclinadas no quiere decir que sean pirámides”, explicó Martínez.
“Aquí no se encontró ninguna figura cultural que indique que hubo un asentamiento taíno. Además, son muy grandes para ser cargadas por un taíno, lo que daría a pensar en otro tipo de cultura indígena. Pero si hubo algún otro asentamiento humano se va a saber con las pruebas de laboratorio.
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