/Listin Diario
Miriam Morales, amiga de las heroínas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, revela que las vio en Puerto Plata el día que las mataron y que detrás de ellas venía un carrito azul con una persona que aún está viva y es un alto oficial retirado. Esta mujer que, al igual que las mártires sepultadas hace 50 años, sufrió en la cárcel La 40 las inclemencias del mal olor a defecación y el ver a sus amigos conjurados destrozados del dolor que les producían los golpes, corrientazos eléctricos y uñas de los pies sacadas a sangre fría, atribuye ese crimen a otras personas.
Miriam Morales, amiga de las heroínas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, revela que las vio en Puerto Plata el día que las mataron y que detrás de ellas venía un carrito azul con una persona que aún está viva y es un alto oficial retirado. Esta mujer que, al igual que las mártires sepultadas hace 50 años, sufrió en la cárcel La 40 las inclemencias del mal olor a defecación y el ver a sus amigos conjurados destrozados del dolor que les producían los golpes, corrientazos eléctricos y uñas de los pies sacadas a sangre fría, atribuye ese crimen a otras personas.
Luego de contar las tantas veces que el Servicio de Inteligencia Militar intentó conquistarla para que delatara a sus compañeros y lo fi rme que se mantuvo en todo momento y que nunca se doblegó ante Trujillo, esta mujer pasa al capítulo de lo que ella llama “la verdad”. “Mira, yo te voy a decir la verdad. El poder estaba detrás del trono. A Trujillo lo entretenían de fi esta en fi esta para mantenerlo contento, pero eran los otros los que mandaban. Su hermano, (al que no identifi có) era uno de ellos. Él quería el poder y quería matar a Trujillo y Trujillo lo quería matar a él, eran enemigos”. “También estaba el otro, el que tenía más poder, Jhonny Abbes, que era el que decidía todo y Trujillo de fi esta en fi esta y buscando mujeres y entretenido por ahí”, dice.
“El mismo día que las mataron yo hablé con ellas. Ellas venían bajando y fue Dios que me mandó a ver porque a la niña mía un muchachito le había dado con un tirapó y ella gritó tanto y yo le dije vamos a ver si el muchachito está ahí, y cuando estoy en la carretera, frente a la Quemazón, viene ese vehículo y se para ahí, era de un general”.
“Bueno, la cuestión es que nos paramos a hablar y ellas me dijeronMiriam, ya no vamos a tener más viajes (desde Salcedo) porque conseguimos una casita aquí. Yo recuerdo que al chofer que andaba con ellas lo mataron también. Pero mira como fue que lo hicieron, primero las durmieron, le pusieron una inyección con el veneno y después la tiraron para simular un accidente.
Al médico que lo certifi có lo mataron porque él sabía inmediatamente como fue. Los golpes de los palos se lo hicieron cuando las tiraron”.
Al médico que lo certifi có lo mataron porque él sabía inmediatamente como fue. Los golpes de los palos se lo hicieron cuando las tiraron”.
Miriam Morales no defi ende propiamente las acciones de Trujillo, pero cree que más crueles eran los que estaban detrás de él.
“Mataron a mujeres inocentes para echarle una vaina a Trujillo, pero verdaderamen te el hermano de él era el que tenía el poder”, reafirma Miriam Morales.
Cuando se le pregunta a qué cree que se debe el espíritu revolucionario de los puertoplateños, dice que muchos tenían comunicación con gente de Cuba, como sus padres y muchos de sus vecinos, quienes pensaban que se podía vivir mejor sin el dictador que tenían.
CON UN MILITAR PARA SABER UN POCO MÁS
Miriam Morales tuvo cinco hijos: Claudio, que vive con ella; Carlos, que reside en la capital, y Bolívar, quien murió en un alegado accidente de tránsito, pero que ella asegura que fue parte de la persecución a su familia, tras el asesinato a Rafael Trujillo.
Miriam Morales tuvo cinco hijos: Claudio, que vive con ella; Carlos, que reside en la capital, y Bolívar, quien murió en un alegado accidente de tránsito, pero que ella asegura que fue parte de la persecución a su familia, tras el asesinato a Rafael Trujillo.
Antes que a estos varones procreó a dos hembras. La primera ya estaba nacida cuando estuvo en la cárcel La 40, y la segunda la engendró con un militar posterior a su liberación y por lo cual también fue mal vista por los miembros del movimiento 14 de Junio, al entender que se estaba uniendo al enemigo.
Pero ella lo ve de una manera diferente y lo explica así: “Yo tenía una niña cuando estuve la cárcel, la primera, que el papá era de Santiago. Y la otra, la más chiquita, que era de otro, con el que me metí yo para averiguar muchas cosas de Trujillo también y me salió una niña”.
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