
El último terremoto importante en nuestro país fue de magnitud 8.1 el 4 de agosto de 1946, que fue uno de los más grandes del siglo en toda la tierra. Este produjo maremotos, licuefacción de suelos y muchos daños materiales, así como pérdidas de vidas. Todos hemos oído mencionar que la comunidad de Matancitas en Nagua, prácticamente desapareció como consecuencia del tsunami. Sin embargo, nuestro país carece de memoria sísmica, ya que el segmento de la población que actualmente tiene posiciones dirigenciales, tanto en el sector privado como en el oficial no estaba nacida o no puede recordarlo ya que han pasado más de 60 años desde que ocurriera. Esta situación produce un falso sentimiento de seguridad o de país asísmico. Cada cierto tiempo se sienten pequeños sismos, que nos están avisando que debemos estar preparados para cuando venga ese gran sismo, que podemos evitar sea catastrófico.
Un caso muy especial lo constituye la falla Septentrional, donde se ha verificado por estudios paleosísmicos realizadas por la Universidad de Texas en excavaciones de trincheras que la cruzan, que esta tiene más de 800 años sin que haya roto la corteza terrestre, acumulando desplazamientos elásticos de aproximadamente 4 metros, que son suficientes para producir un evento de magnitud mayor de 8 en la zona del Cibao. Como referencia el sismo de México del 1985 fue magnitud 8, pero a más de 400km de Ciudad México, mientras que este seria a menos de 100Km de cualquier pueblo del Cibao, como lo son Santiago donde no se pueden levantar edificaciones de más de cuatro pisos porque la ciudad se encuentra en un terreno arcilloso y arenoso, como también La Vega, Moca, San Francisco de Macorís, Puerto Plata, etc.
IMÁGENES DEL TERREMOTO PUERTO PLATA SEPTIEMBRE 2003
Ahora le toca al Estado Dominicano tomar las medidas de lugar paracuando tenga efecto este sismo salir lo menos afectados posibles, urge evaluar las edificaciones en orden de prioridad que no tuvieron un control adecuado de construcción y de diseño para determinar de que realmente permanezcan y no sufran ningún daño, la población en general debe ser educada sobre los peligros de un terremoto incluso aunque nunca hayan experimentado una gran sacudida durante su vida. Y si bien es cierto que la solidaridad de los pueblos se manifiesta cuando ocurren estas tragedias no quisiéramos tener que esperar que lleguen nuestros países vecinos para sacar de los escombros a nuestros muertos y posibles supervivientes.
Algunos datos obtenidos de:
http://quamtum.blogspot.com/2009/05/republica-dominicana-y-el-caribe-bajo.html
Comentarios